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jueves, 7 de noviembre de 2013

Todos en Panda.

Juan Fco. Martín.

Hace ya unos cuantos años, cuatro amigos planificamos disfrutar un fin de semana aventurero. Como en aquél entonces ninguno tenía vehículo propio, alquilamos uno para la ocasión.

Se trataba del ya histórico Seat Panda que, a pesar de su valentía y voluntarismo, tenía sus limitaciones por el pequeño motor y nuestro peso. Entre bromas, se nos ocurrió impulsarlo moviéndonos simultáneamente hacia delante de forma rítmica. Y funcionó, o eso nos parecía. Cada vez que "empujábamos" desde nuestros asientos, teníamos la sensación de ganar un puñado de metros, por lo que mantuvimos el ritmo de forma acompasada en medio de risas y fiestas.

Aunque no siempre lo advirtamos, la esencia del trabajo en equipo se manifiesta en situaciones tan peregrinas como esta, teniendo ingredientes de base comunes a otras más complejas:
  • Objetivo compartido. El equipo conoce y comparte el objetivo a lograr. Este objetivo es aceptado por todos y todos desarrollan su trabajo con vistas a conseguirlo.
  • Distribución de funciones: cada persona conoce su cometido, sabe cuál es su papel en el equipo y respecto al objetivo. Toma conciencia de ello y asume su responsabilidad en el resultado final.
  • Coordinación de tiempos y tareas. Con o sin “director de orquesta”, las funciones y tareas dentro del equipo tienen unos tiempos y un ritmo previamente establecidos para alcanzar el objetivo compartido. No sólo se trata de hacer las cosas bien, sino en el orden y tiempo establecido para que el resultado sea satisfactorio.
  • Comunicación. La comunicación es a los equipos de trabajo lo que el aceite a los motores. Permite que todas las piezas desarrollen su función incorporando factores externos (cambios en el entorno, de la demanda, del cliente) e internos (situaciones sobrevenidas, informaciones importantes, retroalimentación del proceso). Sólo en un sistema cerrado, en realidad de máquinas, el éxito puede estar garantizado sin comunicación. Las personas somos seres sociales y vivimos en sociedad, donde la comunicación es definitoria y esencial, máxime cuando se trata de coordinarnos para desarrollar un proyecto común.
  • Motivación. Continuando con la analogía automovilística, la motivación es el combustible, imprescindible para que funcione la maquinaria. Mantiene en el tiempo el impulso para que el equipo continúe en la senda marcada para la consecución del objetivo. Intervienen aquí diversos factores, como la interiorización de los valores y objetivos compartidos, la intensidad del sentido de pertenencia al equipo, la satisfacción que nos reporta nuestro trabajo y el bienestar que sentimos en él.
  • Relaciones personales. El referido bienestar en el trabajo está condicionado directamente por la calidad de la interacción personal con el resto de compañeros/as. Si antes hablábamos de combustible, ahora nos referimos al turbo, al óxido nitroso o al kers (como prefiramos), que proporcionan el plus diferencial de motivación y esfuerzo, generados por el apoyo y el refuerzo mutuo. Nos motivamos y ayudamos entre todos/as para realizar el trabajo y lo hacemos en un ambiente agradable.
  • Resultados. El trabajo en equipo genera sinergias que se traducen en resultados más intensos que la mera suma de los esfuerzos individuales. Esta resultante final es la que proporciona valor diferencial a una empresa frente a la competencia y, realmente, marca la diferencia.

Cuidando e incentivando estos ingredientes, seremos capaces de mejorar las prestaciones de nuestro Panda laboral y disfrutar con ello junto a nuestros compañeros/as.



Gracias por compartir y que tengas un excelente día.

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