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lunes, 3 de febrero de 2014

Sinfonía en Bremen.



Los músicos de Bremen, clásico relato de los hermanos Grimm, narra las peripecias de un asno, un perro, un gato y un gallo que huyen de su hogar porque iban a ser sacrificados al, dejar de ser útiles por ser demasiado viejos.

Cabizbajos con tan lúgubre panorama, coincidieron en el camino compartiendo tristezas e incertidumbres. Al caer la noche, se aproximaron a una casa en el bosque buscando refugio, pero resultó estar ocupada por un grupo de peligrosos bandidos. Como el frío era intenso y los huesos cansados dolían, se conjuraron para engañar a los rufianes, subiéndose uno sobre otro y gritando al unísono, simulando tratarse de una criatura sobrenatural. Y funcionó. La banda salió despavorida y los ancianos animales se quedaron a vivir en la casa del bosque.

De no ser por esa camaradería surgida de las circunstancias compartidas, los desventurados protagonistas no hubiesen tenido la menor oportunidad de mantenerse con vida en tan adversa situación. Sin embargo, participar de una misma realidad y un objetivo común, aguza el ingenio y refuerza el vínculo, coordinando esfuerzos y voluntades.

En esencia, esta exitosa historia refiere la importancia, la trascendencia, del trabajo en equipo en la mejora de los resultados y la consecución de las metas propuestas. Hablamos, una vez más, de la sinergia, del valor diferencial del trabajo coordinado. Interpretar una sinfonía requiere una orquesta, no un grupo de músicos, por buenos que sean.

En el contexto laboral, el trabajo en equipo es una auténtica ventaja competitiva. Es responsabilidad de la empresa disponer de profesionales competentes; pero igualmente crucial es su organización y coordinación para maximizar los resultados mediante el trabajo en equipo.

Además, la actividad colaborativa se retroalimenta, generando una espiral ascendente de productividad y bienestar en las personas que participan en ella. Se fortalecen las relaciones personales y el sentimiento de pertenencia al equipo, aumentando la cohesión y compartiendo una identidad común. Se crean y potencian relaciones positivas, de apoyo mutuo y compañerismo, traspasando el ámbito laboral.

Como ingredientes para conseguir el éxito de esta receta, en primer lugar, contar con profesionales competentes y comprometidos con su trabajo y organización. Pero también es imprescindible que esta organización cree y fomente el trabajo en equipo, integrándolo en su cultura y valores, apoyando a las personas, con medios y autonomía para que ejerzan su responsabilidad.

Promoviendo decididamente este contexto propicio, los equipos desarrollan códigos, estrategias, compromiso, capacitación y competitividad, unidos en el propósito de progresar profesionalmente y de alcanzar objetivos comunes en pro de su organización.



Gracias por compartir y que tengas un estupendo día.




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