Los músicos de Bremen,
clásico relato de los hermanos Grimm, narra las peripecias de un asno, un
perro, un gato y un gallo que huyen de su hogar porque iban a ser sacrificados
al, dejar de ser útiles por ser demasiado viejos.
Cabizbajos con tan lúgubre panorama, coincidieron en el camino compartiendo tristezas e incertidumbres. Al caer la noche, se aproximaron a una
casa en el bosque buscando refugio, pero resultó estar ocupada por un grupo de
peligrosos bandidos. Como el frío era intenso y los huesos cansados dolían, se
conjuraron para engañar a los rufianes, subiéndose uno sobre otro y gritando al
unísono, simulando tratarse de una criatura sobrenatural. Y funcionó. La banda salió despavorida y los ancianos animales se quedaron a vivir en la casa del bosque.
De no ser por esa camaradería surgida de las circunstancias
compartidas, los desventurados protagonistas no hubiesen tenido la menor
oportunidad de mantenerse con vida en tan adversa situación. Sin embargo, participar
de una misma realidad y un objetivo común, aguza el ingenio y refuerza el
vínculo, coordinando esfuerzos y voluntades.
En esencia, esta exitosa historia refiere la importancia, la
trascendencia, del trabajo en equipo en la mejora de los resultados y la consecución
de las metas propuestas. Hablamos, una vez más, de la sinergia, del valor
diferencial del trabajo coordinado. Interpretar una sinfonía requiere una
orquesta, no un grupo de músicos, por buenos que sean.
En el contexto laboral, el trabajo en equipo es una auténtica
ventaja competitiva. Es responsabilidad de la empresa disponer de profesionales
competentes; pero igualmente crucial es su organización y coordinación para
maximizar los resultados mediante el trabajo en equipo.
Además, la actividad colaborativa se retroalimenta,
generando una espiral ascendente de productividad y bienestar en las personas
que participan en ella. Se fortalecen las relaciones personales y el
sentimiento de pertenencia al equipo, aumentando la cohesión y compartiendo una
identidad común. Se crean y potencian relaciones positivas, de apoyo mutuo y
compañerismo, traspasando el ámbito laboral.
Como ingredientes para conseguir el éxito de esta receta, en
primer lugar, contar con profesionales competentes y comprometidos con su
trabajo y organización. Pero también es imprescindible que esta organización
cree y fomente el trabajo en equipo, integrándolo en su cultura y valores,
apoyando a las personas, con medios y autonomía para que ejerzan su
responsabilidad.
Promoviendo decididamente este contexto propicio, los
equipos desarrollan códigos, estrategias, compromiso, capacitación y
competitividad, unidos en el propósito de progresar profesionalmente y de
alcanzar objetivos comunes en pro de su organización.
Gracias por compartir y que tengas un estupendo día.
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