Qué malo es tener memoria de pez.
Peor aún, un desastre. No ya olvidar eventos de hace tres meses o tres semanas,
incluso, de los tres últimos días. Es frustrante no recordar tareas pendientes o informaciones de cualquier tipo. Por no hablar de asuntos programados o con
plazos. Entonces ya es la caraba. ¿Y lo rojo que se queda uno cuando se
difuminan conversaciones o acuerdos? Es realmente embarazoso, por no decir
bochornoso. Incluso podría transmitirse la imagen de tomarse las cosas a la
ligera o irresponsablemente. Vamos, todo un papelón.
Tener que retomar cuestiones resueltas
previamente o volver a aprender procedimientos ya superados requiere un
sobreesfuerzo y tiempo extra, a veces exasperante, nada compatibles con la
productividad, por decirlo suavemente. ¿Tendrá que ver, seguro que también, el normal
deterioro fisiológico que acompaña al envejecimiento neuronal?, ¿será un
deficiente proceso de aprendizaje para consolidar la información en la memoria?
Como quiera que sea, no es cuestión
de rendirse o conformarse; al contrario, hay que ponerse el mono de faena y al
tajo. Dejando de lado los populares ejercicios de entrenamiento neuronal y los
complejos vitamínicos (estoy seguro de que no hacen daño y que también ayudan),
me limitaré a sugerir los remedios de toda la vida: la eterna agenda, el bloc
de notas y el incombustible listín telefónico. Combinados son infalibles; se
tiene toda la información ubicada en el tiempo y el espacio, y los
números de teléfonos siempre a mano.
Quizá algunos, posiblemente no los
más jóvenes, se vean reflejados en aquellas agendas que tenían múltiples secciones,
además de las tres reseñadas, para llevar los temas al día perfectamente
organizados. Eran tan prácticas que nos evitaban el engorro de volver a copiar
los números de teléfono cada vez que cambiábamos de agenda, incorporando listines extraíbles, . Pero la repera fueron
las que traían anillas y sólo había que sustituir
las hojas por un nuevo recambio, pudiendo mantener las que considerásemos de
importancia. Toda una chulada. Y qué motivador estrenar el nuevo recambio con
los mejores y propósitos e intenciones para organizar mejor los asuntos que en el año anterior.
¡Qué tiempos!
Claro que con el paso del tiempo, y
la incursión de las nuevas tecnologías en nuestras vidas y haciendas, las cosas
han cambiado significativamente. ¡Y de qué manera! Afortunadamente, contamos
con herramientas similares pero mucho más potentes, capaces de almacenar ingentes
cantidades de información electrónica de todo tipo (documentos, audios, gráficos,
imágenes, vídeos…) y vincularlas a las tareas, al bloc de notas o al calendario.
Más aún, estas tres herramientas pueden
interaccionar entre sí, de modo que en el propio calendario almacenemos tareas
y notas, o en las notas las citas y tareas a realizar, todo en un entorno
interactivo y dinámico. Si a todo ello le añadimos la integración con el correo
electrónico, máxima expresión del intercambio de información a nivel
profesional, ya lo bordamos. Todo ello sin olvidar los repositorios (no
confundir con determinada forma de administración farmacológica) de documentos,
en realidad archivos, de todo tipo, que pueden servir de soporte para proveer o
guardar información adicional. Esta modalidad se ve enriquecida con las suites ofimáticas online, donde, además
de almacenar ficheros, también podemos consultarlos, modificarlos, anexarlos al
correo o trabajar con ellos.
Pero la cosa no acaba, más bien
empieza, ahí. Creo que la guinda de todo esto está en el entorno
multi-dispositivo. Sincronizar toda la información en cualquier soporte
electrónico (ordenador, tablet, teléfono), de modo que en tengamos siempre a mano
la información actualizada, pienso que es un enorme salto adelante definitivo.
No dependemos ya del disco duro de nuestro ordenador, ni siquiera de la
disponibilidad de un ordenador, ya que los dispositivos móviles son igualmente
válidos para consultar y gestionar la información que necesitemos cuando
queramos y desde cualquier lugar.
En fin, que, aunque estrenar agenda
era emocionante, sacar partido de las
nuevas herramientas electrónicas incrementa exponencialmente nuestra
productividad personal, teniendo la información disponible y ordenada en
todo momento, por muy mala, o buena, memoria que tengamos.
Gracias por compartir y que tengas
un estupendo día.
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