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martes, 11 de noviembre de 2014

Buscando a Nemo.

Juan Fco. Martín.

Qué malo es tener memoria de pez. Peor aún, un desastre. No ya olvidar eventos de hace tres meses o tres semanas, incluso, de los tres últimos días. Es frustrante no recordar tareas pendientes o informaciones de cualquier tipo. Por no hablar de asuntos programados o con plazos. Entonces ya es la caraba. ¿Y lo rojo que se queda uno cuando se difuminan conversaciones o acuerdos? Es realmente embarazoso, por no decir bochornoso. Incluso podría transmitirse la imagen de tomarse las cosas a la ligera o irresponsablemente. Vamos, todo un papelón.

Tener que retomar cuestiones resueltas previamente o volver a aprender procedimientos ya superados requiere un sobreesfuerzo y tiempo extra, a veces exasperante, nada compatibles con la productividad, por decirlo suavemente. ¿Tendrá que ver, seguro que también, el normal deterioro fisiológico que acompaña al envejecimiento neuronal?, ¿será un deficiente proceso de aprendizaje para consolidar la información en la memoria?

Como quiera que sea, no es cuestión de rendirse o conformarse; al contrario, hay que ponerse el mono de faena y al tajo. Dejando de lado los populares ejercicios de entrenamiento neuronal y los complejos vitamínicos (estoy seguro de que no hacen daño y que también ayudan), me limitaré a sugerir los remedios de toda la vida: la eterna agenda, el bloc de notas y el incombustible listín telefónico. Combinados son infalibles; se tiene toda la información ubicada en el tiempo y el espacio, y los números de teléfonos siempre a mano.

Quizá algunos, posiblemente no los más jóvenes, se vean reflejados en aquellas agendas que tenían múltiples secciones, además de las tres reseñadas, para llevar los temas al día perfectamente organizados. Eran tan prácticas que nos evitaban el engorro de volver a copiar los números de teléfono cada vez que cambiábamos de agenda, incorporando listines extraíbles, . Pero la repera fueron
las que traían anillas y sólo había que sustituir las hojas por un nuevo recambio, pudiendo mantener las que considerásemos de importancia. Toda una chulada. Y qué motivador estrenar el nuevo recambio con los mejores y propósitos e intenciones para organizar mejor los asuntos que en el año anterior. ¡Qué tiempos!

Claro que con el paso del tiempo, y la incursión de las nuevas tecnologías en nuestras vidas y haciendas, las cosas han cambiado significativamente. ¡Y de qué manera! Afortunadamente, contamos con herramientas similares pero mucho más potentes, capaces de almacenar ingentes cantidades de información electrónica de todo tipo (documentos, audios, gráficos, imágenes, vídeos…) y vincularlas a las tareas, al bloc de notas o al calendario.

Más aún, estas tres herramientas pueden interaccionar entre sí, de modo que en el propio calendario almacenemos tareas y notas, o en las notas las citas y tareas a realizar, todo en un entorno interactivo y dinámico. Si a todo ello le añadimos la integración con el correo electrónico, máxima expresión del intercambio de información a nivel profesional, ya lo bordamos. Todo ello sin olvidar los repositorios (no confundir con determinada forma de administración farmacológica) de documentos, en realidad archivos, de todo tipo, que pueden servir de soporte para proveer o guardar información adicional. Esta modalidad se ve enriquecida con las suites ofimáticas online, donde, además de almacenar ficheros, también podemos consultarlos, modificarlos, anexarlos al correo o trabajar con ellos.

Pero la cosa no acaba, más bien empieza, ahí. Creo que la guinda de todo esto está en el entorno multi-dispositivo. Sincronizar toda la información en cualquier soporte electrónico (ordenador, tablet, teléfono), de modo que en tengamos siempre a mano la información actualizada, pienso que es un enorme salto adelante definitivo. No dependemos ya del disco duro de nuestro ordenador, ni siquiera de la disponibilidad de un ordenador, ya que los dispositivos móviles son igualmente válidos para consultar y gestionar la información que necesitemos cuando queramos y desde cualquier lugar.

En fin, que, aunque estrenar agenda era emocionante, sacar partido de las nuevas herramientas electrónicas incrementa exponencialmente nuestra productividad personal, teniendo la información disponible y ordenada en todo momento, por muy mala, o buena, memoria que tengamos.




Gracias por compartir y que tengas un estupendo día.

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