¿Cuántas veces te has visto en la situación de requerirte realizar una tarea sin explicarte cómo? ¿Alguna ocasión te has sentido como en el colegio, dictándote paso a paso lo que debes hacer sin el menor margen para acomodarlo a tu criterio profesional? ¿Has tenido que acometer un trabajo sin los medios necesarios? ¿Te han reclamado resultados, o condiciones para su consecución, no comunicados previamente? Lamentablemente no eres la única persona a la que le ha ocurrido, se trata de una situación demasiado común.
Hay jefes que confunden la delegación con encargar tareas o, quizás, sólo quieren encargar y no delegar. El encargo transmite instrucciones sobre acciones a realizar conforme a los criterios de la persona que delega (no siempre explicitados), limitándose la persona encargada a poner en práctica las indicaciones recibidas.