Juan Fco. Martín.
De una forma u otra, todos hemos vivido experiencias que han
supuesto un hito en nuestras vidas. No hace mucho, circunstancias de carácter
personal me exigieron tomar decisiones de gran calado, con traslado de residencia, profundos
cambios laborales y, en definitiva, un vuelco radical en mi vida.
Realmente, tomar la decisión no fue difícil, dada la
responsabilidad que exigía la situación. Esto no quita que, como a cualquiera,
la incertidumbre, la pérdida de la seguridad o del confort de lo conocido,
genere desazón e interrogantes sin respuesta. Y en eso estamos, intentando gestionar
la adaptación a la nueva realidad, aún incierta.
También en la empresa se dan situaciones análogas ante los cambios, ya sea por temor a la pérdida del statu quo o al desconocimiento
de lo que hay más allá de la zona de confort. Sin embargo, la dinámica empresarial, como la vida, es un
continuo devenir, aún más acelerado en los tiempos actuales, exigiéndonos
decisiones sobre la marcha, no siempre fáciles y sin garantías en los resultados.
Sin embargo, la parálisis, el inmovilismo o ponerse la venda en los ojos
negando la evidencia y los indicios de cambio, no evitarán el transcurso de
los acontecimientos. No subirse al tren implica, irremisiblemente, descolgarnos
de nuestros clientes, proveedores y
competidores, quedándonos estancados en medio de la nada. Dejamos de
ofrecer productos o servicios adecuados a las exigencias del mercado,
aislándonos, paralizando el progreso y, probablemente, comprometiendo la
supervivencia de nuestra competencia profesional y de la empresa.
No obstante, el hecho de no tener salvavidas, tampoco
implica tirarse a la piscina sin agua; debemos estar atentos y vigilantes con
los indicadores que definen la orientación, velocidad, implicaciones u otras
características del cambio. Realizar un análisis sereno y responsable de la
situación nos permitirá tomar decisiones racionales y consecuentes.
Afrontar exitosamente estas nuevas situaciones requiere plena
confianza en nuestra capacidad para superarlas, transformando las amenazas en retos y nuevas oportunidades de
crecimiento, presintiéndolas y anticipándonos proactivamente a ellas.
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