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lunes, 20 de enero de 2014

Tomando decisiones.


Juan Fco. Martín.

"A los directores se nos paga por tomar decisiones".

Con estas brillantes palabras resumió un jefe que tuve en los inicios de mi trayectoria laboral, la complejidad y trascendencia del trabajo del líder. Posiblemente esta fue la primera gran lección que recibí en el ámbito profesional, y no he dejado comprobar su veracidad continuamente.

Asimismo, esta realidad valida plenamente la célebre expresión  "la soledad del líder", precisamente por esa responsabilidad única e intransferible que conlleva la toma de decisiones.

Efectivamente, las consecuencias de las decisiones acertadas o erróneas son cruciales en el devenir de cualquier actividad o empresa, máxime cuando afectan a personas o bienes. Por citar dos ejemplos con trágicos resultados:

  • el malogrado vuelo 447 de Air France que, en 2009, desapareció en el océano con 228 personas a bordo. El posterior análisis de los hechos, reveló una cadena de decisiones erróneas en la gestión de la aeronave con climatología adversa.
  • las sucesivas chapuzas del capitán Schettino al mando del Costa Concordia, resultando en la pérdida de 32 vidas y de un buque valorado en 450 millones de euros, además de los costes de reflotamiento y de las compañías aseguradoras.
La magnitud de estas consecuencias hace imprescindible sopesar serenamente las diversas alternativas, sus posibles resultados, a la vez que prepararnos, formarnos, para hacerlo lo mejor posible. No nacemos sabios ni adivinos. La vida nos va enseñando mediante la experiencia, a la vez que la formación nos aporta los conocimientos para ejercer la adecuada toma de decisiones con las máximas garantías. Aunque ello no nos hace infalibles, minimiza los riesgos y nos proporciona valiosos instrumentos en los que apoyarnos para marcar el rumbo en cada momento.

La puesta en acción de este proceso se completa y sustenta con un equipo de colaboradores competentes, que acompañan al líder en la ejecución de las políticas establecidas por éste. Para optimizar el proceso, también la capacitación y desarrollo profesional de los colaboradores es esencial en el resultado final. Un buen líder es consciente que los objetivos sólo pueden ser alcanzados contando con un equipo coordinado y eficaz, requisito del que es máximo responsable.

Junto a la toma de decisiones y la capacitación de los colaboradores, ¿qué otras tareas debe asumir el líder? Una máxima básica en las escuelas de negocios relaciona las dimensiones urgencia e importancia:
  • si se trata de acciones urgentes e importantes, deben ser asumidas por el líder
  • cuando son importantes, pero no urgentes, pueden ser delegadas en colaboradores de confianza con un alto grado de desarrollo competencial, revisando con ellos los resultados finales 
  • el resto de funciones deben ser transferidas a los colaboradores

Todos somos líderes y responsables en nuestro ámbito de decisión. Seamos consecuentes aplicando un análisis meditado de cada situación, a la vez que mejorando nuestra cualificación mediante la formación.permanente. Estas dos poderosas herramientas y la colaboración de un equipo capacitado y comprometido, serán el mejor aval para actuar con acierto cada día.



Gracias por compartir y que tengas un estupendo día.

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